5 lecciones de vida del África Occidental - Fronteras USA

5 lecciones de África Occidental

Una veterana de obrero comparte las lecciones que ha aprendido sobre el terreno y cómo éstas añaden gracia y belleza a su vida cotidiana.
19 de octubre de 2020 Por Fronteras USA
mujer y bebé en un campo

Vivir en el campo es un reto. Pero también está lleno de regalos.

He aquí cinco lecciones de vida que he recibido de mis amigos locales de África Occidental.

1. Da la bienvenida a todos y dales lo mejor de ti

Cuando me presento sin avisar en casa de alguien, siempre me reciben con generosa hospitalidad. Enseguida me dan agua para calmar la sed y me rocían con perfume. Nunca están demasiado ocupados para recibirme.

A veces mandan a un niño a comprarme un refresco frío. Si es la hora de comer, me ofrecen un plato de comida caliente, aunque eso pueda significar que la familia pase hambre más tarde.

Incluso en las aldeas más pobres y en hogares donde sólo se come una vez al día, me sirven un plato de fideos, un capricho caro para la mayoría de las familias.

2. Comparte una parte de todo lo que te dan

Cuando los niños reciben algo especial, como una piruleta, la comparten con todos sus amigos. Me da escalofríos ver cómo la piruleta pasa de boca en boca, pero insisten en que cada niño la pruebe.

Si alguien recibe un saco de arroz de 50 libras, repartirá porciones entre todos los vecinos.

Mi familia y yo somos a menudo los destinatarios de la distribución. Durante la temporada de cosecha, vecino tras vecino nos traen grandes cuencos de alubias recién cogidas del campo.

3. Vivir juntos y no solos

En todos mis años en África Occidental, nunca he encontrado a una sola persona que se sintiera deprimida o sola. Aquí la gente no soporta estar sola. Harán lo que sea para evitarlo.

"Tengo demasiados pensamientos cuando estoy solo", dicen algunos. Así que pasan el rato con vecinos y amigos desde el amanecer hasta el anochecer. Muchos se sientan a ver juntos la televisión por la noche. Una viuda anciana puede incluso pedir a un nieto que venga a vivir con ella.

En nuestra cultura occidental, tendemos a querer hacer las cosas solos, cuando quizá lo que realmente necesitamos es un amigo que nos diga: "¡Hagámoslo juntos!".

4. Centrarse en amigos, vecinos y desconocidos

Las personas siempre importan más que las cosas. Tener menos posesiones -cosas que hay que limpiar y reparar- nos da a mí y a mi familia más tiempo para estar con amigos y vecinos.

Cuando alguien se detiene a saludar, todo se deja a un lado para pasar tiempo con esa persona, por mucho que haya que hacer.

Si no he oído un saludo de buenos días de nuestro vecino, entonces sé que tengo que dejar lo que esté haciendo e ir a ver si están bien. No hay nada más importante que las personas.

5. Trata todo con una dosis de paciencia

Cuando me siento frustrado por algo que escapa a mi control, mis amigos locales suelen decirme: "Ten paciencia".

"¡Ese tipo me robó el pollo!" Ten paciencia...

"¡Eh, ese chico acaba de escribir en mi coche!" Ten paciencia...

"¡La señora mentalmente inestable irrumpe en mi casa a todas horas del día y de la noche!" Ten paciencia...

En cierto modo, parece que mis amigos me dicen que me rinda. Pero cuando veo esta virtud de la paciencia en su máxima expresión, siempre me asombro de la gracia y la amabilidad resultantes.

He visto un autobús averiado y a todos los pasajeros esperando pacientemente a un lado de la carretera durante horas sin comida ni agua.

He visto a gente acoger a familiares durante días porque un primo de un pueblo lejano se puso enfermo y tuvo que ser hospitalizado en su ciudad. Han gastado todos sus ahorros para dar de comer a más gente durante una semana. Y no se enfadaron. Simplemente tenían paciencia.

Estoy aprendiendo que dejar ir y elegir la paciencia a veces puede ser bastante refrescante.

Estas lecciones de vida me desafían cada día en el campo.

Sin embargo, a medida que aprendo a vivirlas en mi comunidad, veo crecer la gracia de Dios en mi vida y en mis relaciones.

¿Cuál de estas lecciones de vida puedes poner en práctica hoy?

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Nota del editor

Este relato procede de un veterano obrero. Los nombres y lugares han sido modificados por motivos de seguridad.