Durante cientos de años, las torres han bordeado las costas del Golfo Arábigo, donde vivimos mi familia y yo. Vigilaban las aldeas de pescadores y les advertían de la llegada de invasores en barco.
Muchas de estas antiguas torres siguen en pie como monumentos de la cultura y la religión locales.
Pero el coronavirus -un nuevo enemigo invisible- invadió silenciosamente. Ninguna torre de vigilancia podría haberlo detectado. Y en muy poco tiempo ha forzado cambios históricos en comunidades de aquí y de todo el mundo.
El coronavirus está desafiando las sagradas formas de vida de nuestros amigos.
Para los musulmanes, ha tenido un impacto significativo en su práctica religiosa y su cultura. Nuestros amigos locales no pueden visitar la ciudad de La Meca para completar el hajj, su peregrinación sagrada que constituye uno de los cinco pilares del Islam.
No pueden reunirse para rezar en la mezquita. En lugar de exhortar a los fieles a acudir a la mezquita, la llamada a la oración -que resuena en todo el mundo islámico desde hace más de un milenio- ahora instruye a la gente: "Orar en vuestras casas".
Son días extraños en los que vemos cómo este invasor silencioso, el coronavirus, está minando la práctica islámica. Está desafiando las formas sagradas de vida y cultura de nuestros amigos.
También nos ha proporcionado innumerables conversaciones con hombres y mujeres que buscan desesperadamente respuestas, consuelo y esperanza.
"Por Dios, qué miedo me da el coronavirus", me mandaba un mensaje hace poco un amigo musulmán. "Y casi no hay trabajo".
Animé a mi amigo diciéndole que la Palabra de Dios nos dice una y otra vez que no tengamos miedo.
Orar por mi amigo temeroso que está sin Cristo y sin esperanza. Orar que al compartir la Palabra con él, Dios abrirá su corazón para creer en Jesús que calma todo temor y trae paz en toda tormenta.
- Orar por los 1.800 millones de musulmanes que no tienen esperanza, y pide a Dios que les conduzca a la verdad del Evangelio.
- Pide al Señor que bendiga los esfuerzos de Fronteras obreros por utilizar las redes sociales para atraer a la gente a la Palabra.
- Orar para que obreros crezca en fuerza y resistencia mientras sigue sirviendo en las comunidades musulmanas.
Antes de que el petróleo inundara de riqueza sus costas, los pueblos del Golfo Arábigo se ganaban la vida buceando en busca de perlas.
Conozca la historia del buceo con perlas en la región y únase a orando para que los musulmanes busquen el mayor tesoro, Jesucristo.
Este relato procede de un veterano obrero. Los nombres y lugares han sido modificados por motivos de seguridad.
Foto principal de Prasad Pillai