"¿Es el lago de Estados Unidos tan grande como el de nuestra capital?", preguntó mi amiga Faduma, una mujer musulmana mayor.
La pregunta me pilló desprevenido. En primer lugar, ¿el "lago" de Estados Unidos? En segundo lugar, la capital del país de Faduma no tiene lago. Está en la costa africana. Tiene un océano.
Pero Faduma nunca ha estado en la capital, y mucho menos en América. Ha pasado toda su vida en una remota aldea del desierto.
Hay cosas con las que aún no se ha topado, sencillamente porque nadie le ha dado la oportunidad.
Para Faduma, la idea de continentes separados por vastos océanos es un concepto extraño. No tiene acceso a nada parecido a un atlas mundial. Como muchos otros en su país, tiene un mapa mental del mundo completamente distinto del mío.
No ayuda el hecho de que la lengua de Faduma sólo tenga una palabra para designar una masa de agua.
Estanque, lago, océano. Todos salvajemente divergentes en profundidad y tamaño. Y todos agrupados en una sola palabra.
Porque cuando vives en medio del desierto y nunca has visto una masa de agua mayor que un charco poco profundo en un oasis, ¿para qué necesitas una palabra para océano?
No tiene a nadie que le explique las maravillas del océano.
Faduma ha vivido mucho. Tiene muchos conocimientos y sabiduría.
Pero aún así, hay cosas con las que todavía no se ha topado, simplemente porque nadie le ha dado la oportunidad.
No tiene a nadie que le explique las maravillas del océano, con sus mareas arrastradas por la lejana fuerza de la luna y sus profundidades rebosantes de "criaturas innumerables, seres vivos pequeños y grandes" (Salmo 104:25).
Y hasta hace poco, no había tenido a nadie que le trajera la buena nueva del Padre que envió a su Hijo Salvador para morir por sus pecados y revestirla de justicia.
El mundo está cambiando y parece empeñado en digitalizarse.
Faduma vive en un país donde no hay iglesia local.
No hay un cuerpo local de seguidores de Jesús que se parezcan a ella y suenen como ella. No hay creyentes que piensen como ella y que puedan compartir acerca de Cristo.
Mis compañeros y yo estamos aquí para cambiar eso.
Estamos en obrando para establecer un cuerpo próspero, sano y que se multiplique de creyentes de origen musulmán. Para que cuando el corazón de Faduma esté preparado para recibir a Cristo, pueda ver que hay otros como ella que también le aman.
Pero aún así debemos enviar e ir a los lugares menos alcanzados.
El mundo está cambiando y parece empeñado en digitalizarse. Y eso da a los seguidores de Jesús la oportunidad de encontrar formas innovadoras de hacer avanzar el Evangelio a distancia.
Pero aún así debemos enviar e ir a los lugares menos alcanzados.
Cientos de millones de musulmanes como Faduma viven donde no hay acceso al mensaje de Cristo ni iglesias locales que proclamen la Buena Nueva.
Jesús nos llama a ir y cambiar eso:
"Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado." - Mateo 28:19-20
Usted tiene un papel importante en hacer discípulos de todas las naciones.
Ya sea que visite orar, done o vaya, gracias por su contribución a que musulmanes como Faduma tengan la oportunidad de escuchar el mensaje de Cristo.
- Orar para que Dios suscite más fieles seguidores de Jesús dispuestos a ir y llevar la Buena Nueva a los lugares menos alcanzados.
- Pide al Señor que dé a los creyentes la carga de ver a comunidades enteras de musulmanes convertirse a Cristo y ser salvos.
- Orar para Fronteras' socios de la iglesia que son obrando hacia el envío de equipos enteros a vivir entre los musulmanes y proclamar el Evangelio.
Conozca la labor de Fronterasentre los pueblos y lugares musulmanes menos alcanzados.
Este relato procede de un veterano obrero. Los nombres y lugares han sido modificados por motivos de seguridad.