Desde el momento en que conocí a Majda, la adoré. Fue una de las primeras clientas que se apuntó a sesiones de entrenamiento privadas después de que me certificara como entrenador personal.
Un día, entre series de press de banca, le pedí que me contara una anécdota de su infancia o de sus viajes.
Se iluminó y empezó a contarme que había estado en Estados Unidos con su hermana, que estaba siendo operada en una institución puntera. Se quedaron varios meses para que su hermana pudiera recuperarse. Allí conocieron a una enfermera que les invitó a la iglesia.
Majda me contó que empezó a ir a la iglesia con la enfermera, y que le gustaba mucho. "No era una iglesia católica", dijo Majda. "Era una iglesia sólo de Jesús".
Durante su estancia en Estados Unidos, conocieron a una enfermera que les invitó a la iglesia.
Mientras Majda compartía, mi espíritu saltaba por dentro. Estábamos teniendo una conversación increíble mientras Majda descansaba entre series de press de banca. Al mismo tiempo, me sentí como si estuviera afuera mirando este momento surrealista y cantando de alegría por la obra de Dios en la vida de Majda.
Mientras reanudaba su press de banca, Majda me contó cómo esta audaz enfermera "sólo de Jesús" había compartido el Evangelio con ella y su hermana. La hermana de Majda no estaba interesada en escuchar la Buena Nueva y empezó a defender el Islam.
Pero el mensaje de Jesús era exactamente lo que Majda había estado buscando durante muchos años.
Al principio de su vida, dejó de creer que el Islam era el camino verdadero. Seguía intentando ser muy religiosa y hacer todo lo correcto. Pero se sentía vacía y perdida. Majda buscó orientación espiritual en Internet, pero nada le llegaba al corazón.
Al oír el Evangelio de boca de la enfermera del hospital aquel día, Majda recibió la Buena Nueva y nunca ha dejado de creer en ella.
El mensaje de Jesús era exactamente lo que Majda había estado buscando durante muchos años.
Antes de que Majda saliera de Estados Unidos, la enfermera le dio una Biblia en inglés.
"He leído algo", me dijo Majda. "Pero es difícil de leer en inglés, y no entiendo mucho".
"Soy creyente sólo de Jesús, como la enfermera", le dije. Le dije a Majda que tenía una Biblia en árabe y que estaría encantada de dársela. Majda estaba extasiada. No podía creer que hubiera una Biblia en árabe y que yo se la dejara.
Entonces Majda dijo: "Sé que Jesús murió por mis pecados y que es el Hijo de Dios".
Majda recibió la Buena Nueva aquel día y nunca ha dejado de creer en ella.
Es asombroso oír esto de una mujer que vive en un lugar donde la gente tiene pocas o ninguna oportunidad de oír el Evangelio.
Alabado sea Dios por mover el corazón de Majda cuando se sentía vacía y perdida y por llevarla a la fe en Jesús. Después de años sin comunión en su país musulmán, Majda está tan feliz de conocerme a mí, su hermana en Cristo.
Majda y yo ahora leemos la Palabra juntas tres veces a la semana antes de que ella haga ejercicio. Me siento muy humilde y bendecida por ser parte de la obra de Dios en la vida de Majda.
- Alabado sea Dios por atraer a Majda a la verdad del Evangelio, y orar que su amor por Cristo se profundizará a medida que estudie la Palabra.
- Orar para que más musulmanes y musulmanas tengan la oportunidad de escuchar la Buena Nueva de la vida eterna que habla a sus corazones.
- Pida a Dios que utilice Fronteras obreros como faros del Evangelio en sus barrios, escuelas y lugares de trabajo.
Este relato procede de un veterano obrero. Los nombres y lugares han sido modificados por motivos de seguridad.