Nassim y Anju estaban sentados junto a la desvencijada cama de hospital donde yacía su único hijo, Fadeen. Su rostro maltrecho apenas era reconocible, y temían que cada una de sus respiraciones agitadas y superficiales fuera la última.
Ninguno de los dos lo decía en voz alta, pero les preocupaba cómo podrían hacer frente a los gastos funerarios si su hijo moría. Como el resto de las familias de su pueblo, sus ingresos procedían de la agricultura de una pequeña parcela de tierra y no cubrirían semejante gasto.
Sus padres visitaban a su hijo en coma todos los días, esperando un milagro.
Fadeen, un joven fuerte y sano de 23 años, regresaba de su campo cuando fue atacado por unos hombres de otra aldea musulmana que pretendían robar las tierras de su familia. Los hombres golpearon a Fadeen con palos de bambú hasta dejarlo inconsciente.
Tras llevarlo al hospital, los médicos declararon que Fadeen había sufrido daños cerebrales y que no era probable que sobreviviera. Sus padres visitaban a su hijo en coma todos los días, esperando lo peor, pero confiando en un milagro.
Al cabo de varios días, un visitante inesperado llamado Rashid vino a visitar el hospital. Preguntó a Nassim y Anju qué le había pasado a su hijo.
Milagrosamente, Fadeen se despertó y empezó a hablar.
Cuando le dijeron que se les estaba acabando la esperanza, Rashid dijo: "Yo sigo a Jesucristo. ¿Podría orar para que su hijo se cure en Su nombre?".
Nassim aceptó y, milagrosamente, Fadeen se despertó y empezó a hablar. Los médicos no podían explicar su recuperación, pero Fadeen y sus padres estaban asombrados del poder de la oración en el nombre de Jesús.
También les maravilló la compasión de Rashid y un día le pidieron que les hablara de Jesús.
Cuando oyeron hablar de la salvación por Jesucristo, creyeron.
Varios meses antes, Rashid había conocido a Jeff, un antiguo miembro de Fronteras obrero . Empezaron a reunirse juntos, y Jeff había enseñado a Rashid formas sencillas de explicar la Buena Nueva y presentar a los musulmanes a Jesús a través de la Palabra.
En cuanto la familia pidió conocer al Único que podía curar, Rashid empezó a compartir el Evangelio y a estudiar la Biblia con Fadeen y sus padres. Cuando oyeron hablar de la salvación por Jesucristo, creyeron. Y al cabo de unos meses, se bautizaron.
Ahora Jeff y Rashid están equipando a Fadeen y a sus padres para hacer aún más discípulos. Han compartido el Evangelio con docenas de aldeanos y han llevado a otra familia musulmana a Cristo.
Algún día, Fadeen espera ver a los hombres que le atacaron para poder compartir también con ellos el mensaje del Evangelio.
- Alabado sea Dios por el crecimiento de las comunidades de fe en el mundo musulmán.
- Orar para que creyentes de origen musulmán como Rashid compartan con valentía el Evangelio con más familias.
- Pide al Señor que haga milagros en las comunidades musulmanas para que más hombres y mujeres lleguen a conocerle y su nombre sea glorificado entre todos los pueblos.
Dios actúa en la comunidad musulmana de Annisa cuando ella comparte la Buena Nueva, reza por los enfermos y ve cómo se cura la gente.
Este relato procede de un antiguo obrero. Los nombres se han cambiado por seguridad.