Del sofá al campo, Parte 4: Esperando en la encrucijada

El bloguero invitado Neil Broere continúa de su post anterior sobre cómo Dios lo aconsejó a él y a su familia desde el sofá de la oficina de un pastor hasta el campo misionero.

Recientemente Dios utilizó algo tan simple como entrar por la puerta principal de la casa de mi querido amigo para mostrarme un principio del Reino de Dios.

Cuando llegué a casa de mi amigo, instintivamente me detuve en la puerta principal y llamé. Aunque estamos muy unidos y sabía que me esperaba, según nuestras normas culturales de no irrumpir en la casa de nadie, me paré en su porche y llamé porque no me habían dado acceso formal a su casa.

Después de que mi amigo abriera la puerta y me diera la bienvenida, me di cuenta de que me había dejado algo en el coche. Fui a mi coche y volví a la puerta principal, pero esta vez no me paré a llamar. Entré directamente en la casa. No había necesidad de repetir la llamada. Me habían dado acceso. El dueño de la casa me había dicho que era bienvenido y que podía entrar y salir por la puerta principal tanto como quisiera.

No necesitaba llamar. Me habían dado acceso.

Sentí que el Señor me hablaba mientras cruzaba el umbral de la casa de mi amigo: "Así es el proceso por el que hago pasar a mis hijos cuando me sirven".

Cuando empezamos a servir al Señor, hay una temporada de llamar y esperar a Su puerta. Para algunos, la puerta puede abrirse inmediatamente. El Señor puede abrir de par en par la puerta a Su voluntad para sus vidas. Él los recibirá en el umbral y les dará acceso a rincones específicos de Su Reino, asignándoles naciones o grupos de personas específicas. Les entregará herramientas especializadas para la tarea y los enviará a la cosecha con un propósito y una visión claros. Para este siervo, la prueba será una prueba de resistencia.

Para otros, la alegría de llamar a la puerta que se experimenta al comienzo de un viaje puede convertirse en una temporada de espera persistente, preguntándose si hay alguien en casa. Pero si el siervo que espera capea las tormentas de la duda, la fe acabará despertando al Rey que lleva dentro, y la puerta se abrirá de golpe, liberando un torrente de los deseos de Dios. Para este siervo, la prueba ya no es una prueba de resistencia, porque este hijo de Dios ha demostrado tener un corazón que resiste. Su prueba será una prueba de iniciativa.

Hay una temporada de llamar y esperar al frente de Dios.

Mientras atravesamos temporadas de llamar a la puerta, esperar, recibir dirección y avanzar, mi esposa y yo nos aferramos al Salmo 25:14: "El consejo secreto del Señor es para los que le temen".

Nuestra prioridad y enfoque no es escuchar a Dios. Nos centramos en lo que precede a Su consejo secreto, que es el temor del Señor. Y por fe, sabemos que el consejo vendrá a su debido tiempo.

Ya sea que estemos esperando una dirección o avanzando con una visión clara, sabemos que el consejo del Señor es nuestro, porque nuestro enfoque permanece en Jesús. Mientras nuestros ojos estén fijos en el Buen Pastor, sabemos que Él nos guiará con su mirada amorosa sobre nosotros (Salmo 32:8).

¿No es así como nos enseñó Jesús con el ejemplo de su vida?

"Os lo aseguro: El Hijo no puede hacer nada por sí mismo, sino sólo lo que ve hacer al Padre. Porque todo lo que hace el Padre, lo hace también el Hijo de la misma manera. Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace". Juan 5:19-20 (HCSB)

Así es como Jesús condujo Su vida diaria, caminando según el consejo secreto de Su Padre. Sabía que Su Padre lo amaba y le mostraría lo que debía hacer.

Como hijos e hijas adoptivos del Rey, también nosotros podemos llevar nuestra vida cotidiana en comunión con Aquel que no sólo tiene toda la sabiduría, sino que nos ha dado Su Espíritu, que escudriña las cosas profundas de Dios y nos las revela (1 Corintios 2:10).

Así que, si te encuentras en la encrucijada de tener el celo de servir al Señor en el campo misionero, pero no estás seguro de adónde ir o qué hacer, ve a la casa de tu Padre y llama, persistentemente y con fe, confiando en que Él responderá y te guiará por Su perfecto consejo.